miércoles, 7 de enero de 2015

Al Qaeda ha vuelto



Dedicado a los compañeros de Charlie Hebdo

(texto publicado en enero de 2014)

En noviembre de 2001, la plana mayor de Al Qaeda, cercada por las tropas de la alianza occidental liderada por los Estados Unidos, se refugió en las montañas del Este de Paquistán. Pocos días antes del cese de las hostilidades, Osama Bin Laden lanzó una advertencia a “los cruzados y los judíos”, es decir, a los cristianos y los sionistas. La tempestad de los aviones no se calmará, si Alá quiere, mientras (Estados Unidos e Inglaterra) no cesen su apoyo a los judíos en Palestina, no levanten el embargo a Irak y no abandonen la Península Arábiga… Si no lo hacen, la tierra se incendiará a sus pies”.
Sabido es que el operativo bélico Libertad  Duradera, ideado y capitaneado por los estrategas del Pentágono,  no logró acabar con la presencia de los talibán en tierras afganas o paquistaníes. Sin bien los aliados occidentales ganaron los combates de primera hora, la nutrida fuerza multinacional fue incapaz de erradicar el islamismo militante. Ello se debe ante todo a que los políticos del “primer mundo” no llegaron a analizar el fondo de la cuestión. Para muchos, Al Qaeda no dejaba de ser un fenómeno aislado, un mero accidente histórico. Sin embargo, Bin Laden había avisado: “volveremos dentro de diez años”.
La (mal) llamada guerra global contra el terrorismo se cobró su infinidad de víctimas, tanto en el mundo islámico como en Occidente. Sin hablar, claro está, de los daños colaterales, las millones de personas sospechosas de connivencia con el “enemigo” (¡islámico!), que figuran en las listas negras elaboradas por los organismos de seguridad estadounidenses y/o europeos. Sin embargo, el ideario de Al Qaeda se fue propagando a la casi totalidad de los países de Oriente Medio y el Magreb. Brotes islamistas surgieron en el África subsahariana. El accidente histórico acabó convirtiéndose en una enfermedad contagiosa. En 1992, tras el desmoronamiento del bloque socialista, Norteamérica y la OTAN buscaban un enemigo. Un político español no dudó en ponerle nombre: el enemigo es el Islam.
La aventura bélica iraquí de George W. Bush abrió la caja de Pandora. El entonces inquilino de la Casa Blanca buscaba a los “terroristas de Al Qaeda” en un país laico, donde el radicalismo religioso estaba vedado. Mas al abusar del peligroso mantra Bin Laden, los Estados Unidos lograron fabricar una primera hornada de terroristas. Algunos procedían de la vecina Arabia Saudita, cuna del radicalismo islámico moderno, otros…
Cuando los dirigentes rusos lanzaron los primeros ataques contra los grupos de excombatientes de la guerra de Afganistán que se habían adueñado de  Chechenia, los europeos no dudaron en condenar a Moscú por… la violación de los derechos humanos. Sin embargo, la presencia de Al Qaeda en el Magreb causó un profundo malestar en las cancillerías occidentales. El “enemigo” se estaba  acercado a pasos agigantados...