jueves, 31 de julio de 2014

La segunda muerte de Mustafá Kemal Atatürk


El próximo fin de semana, el electorado turco está llamado a designar al futuro presidente de la república: de ese Estado laico fundado en 1923 por un militar otomano nacido en la ciudad helena de Salónica, que recibió la formación en la Academia militar de Monastir y que destacó por su brillante actuación de estratega tanto en la Primera Guerra Mundial como en la Guerra de Independencia Turca. En octubre de 1923, tras la proclamación de la república, Mustafá Kemal fue elegido en el cargo de presidente del nuevo estado, título que desempeñó hasta su muerte en 1938.

Las reformas llevadas a cabo por Atatürk son múltiples. Entre las más importantes destacan el cierre de las escuelas religiosas, la abolición de la ley islámica, la adopción del calendario gregoriano, la prohibición del velo, la introducción de un Código Civil basado en el suizo, la laicidad del Estado y un sinfín de etcéteras.

Como buen militar, Mustafá Kemal encomendó al ejército la unidad del país y la defensa de sus estructuras laicas. Un papel crítico, censurado por la clase política occidental, que prefiere tratar con interlocutores ideados a su imagen y semejanza. De hecho, la tutela de los militares se convirtió, con el paso del tiempo, en uno de los hándicap que frenaba las negociaciones sobre la adhesión de Turquía a las instituciones comunitarias europeas. Uno, pero no el único. A la hora de la verdad, los políticos de la Vieja Europa guardaban más ases en la manga…

Las cosas dieron un vuelco espectacular en septiembre de 2010, cuando el Ejecutivo aprobó la reforma de la Constitución que limita el poder del estamento castrense. Cuatro años más tarde, en agosto de 2014, dos candidatos islamistas compiten por la presidencia de un Estado moderno, que corre el riesgo de renunciar al sacrosanto principio de laicidad.

Uno de los candidatos es el actual primer ministro, Recep Tayyip Erdogan que, tras haber agotado los tres mandatos de Jefe de Gobierno autorizados por los reglamentos de su agrupación política, el Partido para la Justicia y el Desarrollo (AKP), quiere perpetuarse en la política otomana desde la presidencia. Erdogan cuenta con el apoyo de más de la mitad del electorado, pues tiene en su haber importantes logros, como una tasa de crecimiento económico anual del 5 por ciento desde 2002, la promulgación de leyes de libertad religiosa o el inicio de un difícil proceso de paz destinado a acabar con el conflicto kurdo.

Mas el actual Primer Ministro prefiere no hablar del pasado, sino del futuro. Sus prioridades: reformar la Constitución e introducir un sistema presidencialista, velar por la proyección internacional de Turquía, reforzar el sistema democrático, celebrar, en 2023, el centenario de la creación del Estado moderno, con una estructura institucional diferente. Hay quien estima que ello implica el abandono paulatino del kemalismo, por no decir, del laicismo. Tal vez por ello los dirigentes del Partido Republicano Popular (CHP), creado por Atatürk, hayan decidido presentar a su vez un candidato islámico a la presidencia. Una opción estratégica que no ha gustado a las bases del partido, poco propensas a asociar la política con la religión.

El candidato del Partido Republicano es Ekmeleddin İhsanoğlu, ex diplomático y académico, que ostentó durante años el cargo de Secretario General de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), el mayor organismo internacional creado por los Estados del mundo árabe-musulmán. 

İhsanoğlu, que nació en El Cairo, conoce perfectamente los entresijos de la política y los códigos de conducta de la sociedad árabe. Tiene la ventaja de poder actuar como observador, analista o actor en el universo islámico. Quienes lo conocen no dudan en asimilarlo a un catedrático de Cambridge o de Oxford. Es un hombre demasiado tranquilo, estiman algunos politólogos.

El tercer candidato en liza es Selahttin Demitras, un jurista perteneciente al pro kurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP). Pocos analistas apuestan por su victoria. Sin embargo, la mayoría estima que el voto kurdo podría resultar decisivo en el caso de una segunda vuelta. Por su parte, Demitras, que ha escogido como lema de su campaña las palabras libertad, democracia, paz, fraternidad e igualdad,  niega la existencia de un acuerdo secreto con Erdogan que contemple una solución rápida del conflicto con el PKK.  

viernes, 25 de julio de 2014

Fabricar un enemigo


Hace tres lustros, tras la desaparición del imperio soviético, los políticos occidentales empezaron a echar de menos la ausencia del enemigo. De un peligro ideológico, de una amenaza justificada, que permitiera cerrar filas en torno al adalid de una causa común: la lucha sin cuartel contra… Pero, ¿contra quién? El oso ruso acababa de entrar en un  largo período de hibernación, sus adláteres de Europa oriental se decantaban por las dichas (¡jamás desdichas!) de la economía de mercado, los enemigos de antaño se convertían en fieles seguidores del Nuevo Orden Mundial. Superada la etapa de los enfrentamientos Este-Oeste, surgía el interrogante: ¿y el enemigo? Obviamente, el ser humano no podía permitirse el lujo de vivir sin adversarios.

A finales de 1992, los politólogos y los estrategas militares dieron un gran suspiro de alivio: Occidente había encontrado un nuevo contrincante: el Islam. La aparatosa campaña mediática que se puso en marcha recordaba, extrañamente, los viejos tiempos del anticomunismo visceral, de la demonización del otro, de la cruzada contra el ateísmo, de la victoria del bien sobre el mal. En realidad, no resultó difícil convencer a la opinión pública que los vocablos Islam, árabe, infiel y terrorista eran… meros sinónimos. Los atentados del 11 – S sirvieron de colofón de esta ofensiva. Con la destrucción de las Torres Gemelas, símbolo de la opulencia de Occidente, los militantes de Al Qaeda  dejaron constancia de su odio hacia el modelo de sociedad impuesto y liderado por el capitalismo estadounidense. El enemigo sacó los colmillos; era exactamente lo que se pretendía. Los habitantes del primer mundo abominaban el Islam/islamismo radical/violencia/terrorismo; los pobladores del Dar al Islam llegaron a aborrecer a Norteamérica/Occidente/colonialismo/materialismo/sionismo. Extraña mezcolanza de conceptos que, metidos en el mismo saco, servían para fabricar al enemigo.

Mas con el paso del tiempo, Oriente y Occidente lograron superar el impacto primitivo de los estereotipos. Ni todos los árabes eran terroristas, no todos los occidentales unos ateos materialistas.

Las mal llamadas primaveras árabes, ejercicio de estilo ideado por politólogos estadounidenses, tuvieron un impacto negativo en el mundo musulmán.  Según el estudio Auge de inquietudes motivadas por el fundamentalismo islámico en Oriente Próximo realizado recientemente por el Pew Research Center, los pobladores de Líbano, Túnez, Egipto, Jordania y Turquía se muestran más preocupados por la amenaza fundamentalista que hace apenas doce meses. Con Al Qaeda, Hezbolá y Hamas, en el punto de mira, la opinión pública árabe repudia las opciones radicales, véase violentas.

Señala el informe del Pew Research Center que de todos los grupos musulmanes encuestados, los cisjordanos y los gazatíes albergan la opinión más favorable – el 26 por ciento - de Al-Qaeda, mientras que sólo el 6 por ciento de los árabes israelíes se muestran partidarios del engendro de Osama Bin Laden.

Mientras el 62 por ciento de los habitantes de Gaza se muestra partidario de los atentados suicidas, en Cisjordania, el porcentaje queda limitado al 36 por ciento de los encuestados. Curiosamente, Hamas cuenta (o contaba) con menos apoyo que Hezbolá tanto en Gaza como en Cisjordania. ¿Será por la inmediatez?

Según los datos de Pew, se deduce que el islamismo radical está de capa caída en el mundo musulmán. ¿Está? ¿Estaba? Huelga decir que el estudio del centro se publicó el pasado 1 de julio, unos días antes del inicio de la ofensiva israelí contra la Franja de Gaza. Un operativo que, lejos de acabar con la violencia terrorista, como afirma Israel, resucita el fantasma del odio y la intolerancia.  Los árabes, varones, mujeres y niños, vuelven a desempeñar el papel de abominables terroristas, los amigos de Israel, cómplices de la matanza de seres inocentes.  

Si el objetivo final de Israel era fabricar un enemigo, el mensaje subliminal puede resumirse en dos palabras: misión cumplida. El odio de los palestinos se perpetuará durante generaciones. Pero a lo mejor eso es justamente lo que desea la derecha sionista: librarse del estéril, molesto y hasta peligroso dialogo con los palestinos durante dos o tres generaciones. Misión cumplida.

jueves, 10 de julio de 2014

Operación Margen Protector – Netanyahu contra Hamás


No debemos permitir que la muerte nuestros hijos se convierta en una coartada para el combate (fratricida), manifestó hace apenas unos días Raquel Fraenkel, la madre de Neftalí, uno de los tres jóvenes israelíes secuestrados y asesinados por extremistas palestinos. Tomando la palabra ante los miembros de un foro de las Naciones Unidas, Raquel se comprometió a entrevistarse con la madre de Mohamed Abu Khdeir, el adolescente palestino quemado vivo por ultraderechistas judíos. A quienes insinúan que se trata de una decisión ingenua, de un gesto gratuito, Raquel les contesta: las madres pueden ganar la batalla que perdieron los políticos.

Conviene recordar que tanto los artífices del triple asesinato de Hebrón como los de la siniestra venganza de Jerusalén fueron identificados y se hallan bajo custodia policial. Sin embargo, en esta ocasión los crímenes no quedan circunscritos a una simple investigación de la brigada de homicidios. La sangre de los estudiantes de la escuela talmúdica de la milenaria ciudad cisjordana o del muchacho palestino de Shuafat reclama más sangre. El círculo vicioso desemboca en la barbarie. La ultraderecha israelí exige la expulsión de los palestinos de la Cuidad Santa de Jerusalén; el ala militar de Hamás amenaza con una masacre, con un auténtico baño de sangre. Mohamed será vengado, aseguran los cabecillas de las Brigadas Ezzedín al Qassam, brazo armado de la agrupación islámica. No se trata de una mera advertencia: en menos d 24 horas, los extremistas de la Franja de Gaza disparan más de 160 cohetes y granadas de mortero contra el territorio israelí. El Estado judío lanza la Operación Margen Protector, un espectacular operativo destinado, según los portavoces militares, a lograr la eliminación física de los dirigentes del movimiento islámico y acabar con las lanzaderas de misiles. La fuerza aérea bombardea los locales de Hamás, aunque también las viviendas de algunos militantes islámicos. El Primer Ministro Netanyahu pide a los militares que no actúen con guantes de seda. Por su parte, el Presidente palestino, Majmúd Abbas, reclama… contención. Su discurso se parece como dos gotas de agua al artículo – manifiesto de Barack Obama, publicado por el rotativo hebreo Haaretz.

¿Contención? En realidad, tanto Netanyahu como Abbas tienen que hacer frente a la presión ejercida por los ultras de sus respectivos Gabinetes. Durante la pasada semana, dos ministros pertenecientes a corrientes derechistas, Naftalí Benet, titular de Economía y Avigdor Lieberman, titular de Exteriores, protagonizaron el divorcio entre el Likud y sus socios ultraconservadores. Por ahora, la crisis se limita a la ruptura del pacto de coalición; los ministros no abandonan el Gobierno. Aun así, hay quien baraja la alternativa de un adelanto electoral, la típica maniobra israelí destinada a… ganar tiempo.

En el caso de Majmúd Abbas,  el conflicto no tiene dos vertientes: la palestino-palestina y la palestino-israelí. A nivel interno, destacan las disensiones entre los miembros de Al Fatah y Hamás que integran el nuevo Gobierno de unidad nacional. Mientras los islamistas reclamaron mano dura después del asesinato de Mohamed Abu Khdeir, los nacionalistas apostaron por la… reapertura del diálogo con Israel.

Las cosas se complican aún más a la hora de evaluar el impacto de la crisis en las ya de por sí difíciles relaciones con Israel. Sabido es que las autoridades de Tel Aviv tratan por todos los medios de acabar con la coalición gubernamental palestina. Estiman que Hamás – agrupación terrorista, reconocida como tal por los Estados Unidos y la Unión Europea -  debe quedar relegada a la Franja de Gaza, donde gobierna desde 2007, convirtiendo a Al Fatah en el único interlocutor con el Estado judío. Abbas necesita, sin embargo, el apoyo de la corriente islámica para afianzarse como presidente de todos por palestinos. Su credibilidad depende, en gran medida, del acuerdo con los dirigentes políticos de la  Franja de Gaza. Unos políticos a los que el Gobierno Netanyahu tiene previsto… eliminar.  El nombre del operativo es: Margen Protector. 

viernes, 4 de julio de 2014

El Califa de Bagdad


Todo empezó con un extraño e inesperado anuncio: los miembros del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), incapaces de hacer frente a la ofensiva del ejército regular de Damasco, decidieron abandonar Alepo para adentrarse en suelo iraquí. Curiosamente, la mal llamada retirada estratégica desembocó en la espectacular ocupación de la mitad Norte de la antigua Mesopotamia y la proclamación del Califato islámico, es decir, de una entidad confesional que desconoce las limitaciones geográficas del mundo moderno o, si se prefiere, los confines establecidos artificialmente a comienzos del siglo XX por el acuerdo Sykes - Picot.

Los combatientes de ISIS no dudaron en proclamar califa a su líder, Abu Bakr al Bagdadi, un radical islamista nacido hace 43 años en la localidad iraquí de Samarra. El califa, cuyo verdadero nombre es Ibrahim bin Awad bin Ibrahim al Badri al Radawi al Husseini al Samarra'i, anunció  que iba a destruir la Kabba, la mítica piedra situada en la Mecca y conquistar poblaciones saudíes para poder trasladar el centro de operaciones del ISIS en la tierra de los wahabitas. Con esa advertencia, al Bagdadi retoma el discurso de Osama Bin Laden, quien solía calificar a la Casa Real saudí de excesivamente tibia a la hora de aplicar los preceptos del Islam tradicional. Para el autoproclamado sucesor de Mahoma por… voluntad de Alá, el mundo musulmán tiene que volver a sus raíces, a la guerra contra el infiel.

Al Bagdadi, declarado en 2011 el hombre más peligroso del mundo, dirige la agrupación religiosa más violenta del mundo islámico. Los propios líderes de Al Qaeda censuran el fanatismo de ISIS y se desolidarizan de sus acciones despiadadas. Por su parte, otros grupos de corte islámico critican la decisión del Estado Islámico de proclamar el califato, considerando que aún no se dan las condiciones objetivas para el establecimiento o, mejor dicho, el restablecimiento de las estructuras teocráticas abolidas hace nueve décadas, tras la desaparición del Imperio otomano. En realidad, los cabecillas de los movimientos yihadistas que combaten en Siria no parecen muy propensos a rendir pleitesía al nuevo califa, como lo exige la ley islámica. Para ellos, al Bagdadi sólo es uno de los suyos, uno más.

Curiosamente, la espectacular ofensiva los combatientes de ISIS no provocó la ira (ni la preocupación) de la clase política occidental. El actual inquilino de la Casa Blanca se limitó a hacer oídos sordos a las llamadas de auxilio de las autoridades de Bagdad, alegando que los Estados Unidos sólo intervienen en los conflictos cuyas repercusiones suponen un peligro real y directo para su seguridad. En este caso concreto, Irak, el país bombardeado, ocupado y sometido por los duendes de la guerra transatlánticos queda… lejos. Sin embargo, Washington no disimula su malestar cuando la fuerza aérea iraquí recibe aviones de combate de fabricación rusa. Moscú, con más criterio, hace todo lo que está en su poder para frenar el avance islamista. Pero los norteamericanos exigen, como contrapartida, cambios radicales en las estructuras de gobierno iraquíes. Mientras el primer ministro Nuri al Maliki se niega a aceptar los ukases de Washington, el presidente del Gobierno Regional de Kurdistán, Masud Barzani, coquetea con la vía secesionista. Razones no le faltan. Y una, tal vez la más importante, es… el petróleo. ¡Qué duda cabe de que se trata de un seguro de vida para muchas generaciones de kurdos!

A río revuelto… Los combatientes del ISIS cuentan, al parecer, con apoyos variopintos. Según Daniel Pipes, director de la publicación The Middle East Quarterly, uno de los valedores del Estado Islámico sería el Primer Ministro turco, Tayyep Recep Erdogan, quien se entrevistó en varias ocasiones con el emisario del ISIS, Yasín al Qadi,. Siempre según Pipes, Turquía habría pagado alrededor de 800 millones de dólares al Estado Islámico por suministros de oro negro. Conviene señalar que la cadena de televisión estadounidense CNN llegó a emitir un reportaje titulado Las rutas clandestinas de los contrabandos yihadistas a través de Turquía.

Norteamericanos, turcos, árabes, europeos. Todos aquellos que contaban con la derrota de Bashar el Assad y la desaparición del régimen baasista apoyaron o apoyan a los grupúsculos yihadistas que combaten en Siria e Irak.

A eso lo llamamos tirar piedras en el propio tejado, confesaba recientemente un politólogo ruso, preocupado por el avance del radicalismo islamisico en el Cáucaso. Es decir, en una posible, aunque por ahora hipotética región del Califato de Bagdad.